El Tiempo de Gracia vs. La Ley: Una Perspectiva Bíblica
La Escritura revela claramente que vivimos en el tiempo de gracia, una era distintamente diferente de la ley mosaica que Dios dio a Israel.
Este
concepto es fundamental para entender el mensaje del Nuevo Testamento y la obra
redentora de Jesucristo.
A
continuación, exploraremos por qué estamos en el tiempo de gracia, utilizando
textos bíblicos que destacan esta transición y su significado para los
creyentes.
Empecemos con el primero que, es la Promesa del
Nuevo Pacto
Uno
de los pasajes más reveladores sobre la transición de la ley a la gracia se
encuentra en Jeremías 31:31-34:
“He
aquí que vienen días, dice Jehová, en que haré nuevo pacto con la casa de
Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día
que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron
mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el
pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová:
Pondré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por
Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñarán más cada uno a su prójimo, ni
cada uno a su hermano, diciendo: Conoced a Jehová; porque todos me conocerán,
desde el menor de ellos hasta el mayor, dice Jehová; porque perdonaré la maldad
de ellos, y no me acordaré más de su pecado.”
Este
nuevo pacto es central en la teología cristiana y es una promesa de Dios de
redimir y restaurar a su pueblo, no sobre la base de la obediencia a la ley,
sino sobre la gracia y el perdón a través del sacrificio de Jesús.
Segundo
La Ley y la
Gracia: Una Distinción Clave
El
apóstol Pablo explora la relación entre la ley y la gracia en su carta a los
Gálatas.
En
Gálatas 3:23-25, escribe: “Antes que viniese la fe, estábamos
encerrados bajo la ley, encerrados para aquella fe que había de manifestarse.
De manera que la ley ha venido a ser nuestro ayo para conducirnos a Cristo,
para que fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo
ayo.”
Aquí,
Pablo describe cómo la ley actuaba como un tutor o ayo, llevando a los
creyentes a Cristo. Una vez que la fe en Jesús se hizo realidad, la necesidad
de la ley como tutor llegó a su fin.
Esta
transición es fundamental para entender el tiempo de gracia en el que vivimos.
Tercero
La Ley Cumplida en
Cristo
Jesús
mismo afirmó que no vino a abolir la ley, sino a cumplirla, como se registra en
Mateo 5:17: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he
venido para abrogar, sino para cumplir.”
El
cumplimiento de la ley por parte de Cristo no solo implica que él vivió una
vida sin pecado conforme a la ley, sino que también llevó el castigo por la
transgresión de la ley en la cruz.
Así,
su sacrificio cumplió la exigencia de la ley y abrió el camino para la gracia.
Cuarto
La Justificación por la Fe
Pablo
continúa desarrollando este tema en Romanos 3:23-24:
“por
cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo
justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en
Cristo Jesús.”
La
justificación, el acto de ser declarados justos ante Dios, se realiza
gratuitamente por su gracia.
Esto
contrasta con la ley, que exigía obediencia perfecta y sacrificios repetidos.
La gracia de Dios a través de Jesucristo ofrece perdón y justificación sin la
necesidad de cumplir con los rituales y sacrificios de la ley.
Quinto
La Nueva Vida en el
Espíritu
Pablo
también habla de la transformación que ocurre en los creyentes bajo la gracia
en Romanos 8:1-2: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en
Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del
pecado y de la muerte.”
La
ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús nos libera de la condenación de la
ley.
Los
creyentes viven ahora bajo la guía del Espíritu Santo, quien produce en ellos
la santidad y el fruto del Espíritu, en lugar de depender exclusivamente de la
observancia externa de la ley.
Sexto
La Enseñanza de los
Apóstoles
El
apóstol Juan también destaca la diferencia entre la ley y la gracia en su
evangelio, especialmente en Juan 1:17:
“Porque
la ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad vinieron por medio
de Jesucristo.”
Este
versículo subraya la clara distinción entre la ley, que fue dada a través de
Moisés, y la gracia, que fue revelada plenamente en Jesucristo.
La
gracia no es solo un concepto teológico, sino una realidad vivida y
experimentada por todos los que creen en Jesús.
Conclusión
Vivimos
en un tiempo de gracia, un período en el que la salvación y la justificación
son ofrecidas gratuitamente a través de la fe en Jesucristo.
La
ley, con su demanda de perfección y sacrificios repetidos, ha sido cumplida y
superada por la obra redentora de Cristo.
Como
creyentes, somos llamados a vivir bajo esta gracia, guiados por el Espíritu
Santo, y a compartir el mensaje de salvación con un mundo que aún vive bajo la
condena de la ley.
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