Cultivando una oración genuina: una mirada a Mateo 6:7-8

Jesús, en el Sermón del Monte, instruye a sus discípulos sobre la oración. En este pasaje, específicamente, critica la práctica de las “vanas repeticiones” (Mateo 6:7). Algunos grupos religiosos de la época, como los fariseos, usaban largas oraciones llenas de repeticiones, creyendo que la cantidad de palabras era lo que importaba para ser escuchados por Dios. 

Importante, podemos ver como Jesús vino a romper con las tradiciones, en las que se había convertido la ley en ese momento.

Esto nos alerta, especialmente ahora porque cabe destacar que el cristianismo en este momento sufre el mismo golpe. 

Ya que se ha convertido en una “filosofía” en una vana religión, cosa que nos aleja de una relación personal con Dios padre de nuestro señor Jesucristo. 

Por lo tanto, Jesús explica esta práctica como incorrecta. 

desglosemos su significado paso a paso: 

Vanas repeticiones: Jesús critica la idea de que la oración se trata de recitar palabras de memoria o repetir frases sin pensar. 

La oración no es un acto mágico donde las palabras tienen un poder intrínseco. 

Gentiles:

Jesús usa este término para referirse a los no judíos, quienes a menudo eran vistos como paganos por los judíos. 

La referencia a los gentiles no implica que solo ellos usaban vanas repeticiones, sino que ilustra una actitud religiosa equivocada. 

Palabrería: 

Se refiere a un discurso vacío, sin significado real o conexión con el corazón. 

La palabrería busca impresionar a los demás o manipular a Dios, en lugar de expresar una relación genuina con Él.

Padre que sabe: 

Jesús contrasta la palabrería con la confianza en un Padre celestial que ya conoce nuestras necesidades. 

La oración no es para informarle a Dios de lo que necesitamos, sino para abrir nuestro corazón a Él y recibir su cuidado. 

No os hagáis semejante: 

Jesús llama a sus discípulos a no imitar la actitud de aquellos que buscan ser escuchados por Dios a través de vanas repeticiones. 

La verdadera oración brota de un corazón humilde y confiado en la bondad de Dios. 

En el libro de Santiago versículo 1 capítulo 5-8 dice: “Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, sin dudar; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es agitada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, tal hombre que recibirá cosa alguna del Señor.” 

 Vea la importancia, porque Santiago utiliza la palabra “pero” para enfatiza que, no hay espacio para la duda, la vanidad ni la falta de fe. 

Para concluir: Jesús nos invita a una oración auténtica, nacida de un corazón sincero y confiado en Dios. 

La oración no se trata de fórmulas mágicas o palabras vacías, sino de un encuentro personal con nuestro Padre celestial. 

Hermano, lo invito a que reflexionemos en las siguientes preguntas: 

¿Cómo podemos evitar caer en la trampa de las vanas repeticiones en nuestras oraciones? 

¿Qué prácticas podemos implementar para cultivar una oración auténtica y significativa? 

Gracias por leer nuestro contenido y ser parte de este blog.

 

               como siempre hasta la próxima entrega.



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